Esta sencilla y corta melodía en 2/4 se interpreta al final de cada danza de palos. Es un guiño a la unión entre los danzantes y el teatro, pues este tipo de piezas se utilizaban y se usan a día de hoy para separar la danza del discurso hablado del Rabadán u otros personajes. Cierra, por así decir, una escena, para dar comienzo a la siguiente. Se puede citar como ejemplo Cortes.
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